martes, 8 de abril de 2008

Realidad


La despejada verdad
entró por las rendijas
dejándonos sorprendidos
por su intensidad.
Almudena
La cruda realidad

La cruda realidad de los sucesos neutros
nos apalea siempre, dejándonos exhaustos,
y son los pensamientos equívocos, ridículos
los que nos muerden el corazón con su zarpazo.

¿Por qué tenemos que interpretar siempre lo que nos pasa?
¿Por qué ese pensamiento no se ciñe a los hechos?
Sufrimos sin saber que los que nos herimos,
siempre somos nosotros,
con ideas erróneas que nos dejan maltrechos.

Si no viéramos en lo que nos ocurre
que no existen culpables ni verdugos ni víctimas,
si pudiéramos ver los hechos fríamente,
sin que nuestras ideas busquen o justifiquen...
quizá descubriríamos que la emoción no surge,
y que los sentimientos negativos tampoco nos desbordan...

Sólo serían hechos, descarnados y simples.
-sin esa carga emocional que nos los envenena-
los que entrarían, desnudos, por todas las rendijas
dejándonos calmados...
aunque su intensidad nos ofuscase
Javier

Despojos


El cofre guarda retazos,
flores secas, un viejo menú
fotografías en sepia.
¿El corazón que atenaza?
Almudena
Otro es mi cofre

Otro es el cofre en el que guardo,
como si fuera ayer, tu sonrisa tan fresca,
tus manos describiendo ilusión en el aire,
tu boca recitando sueños, planes, quimeras...

No te puedo borrar,
aunque me esfuerce en ello,
porque sueles dejar marcas que dejan huella
sobre las manos tibias,
sobre la piel incierta,
en el hueco que abriga la emoción liberada,
la caricia sentida,
la dulzura que habla...

Siento como tus besos siguen sobre mis labios,
con el sabor del whisky que al final compartimos,
entre risas y esperas, con miradas furtivas
mientras quedaba quieta, suspendida en el aire
la futura promesa de volver a encontrarnos.
Javier

viernes, 4 de abril de 2008

Mordaza

Hay silencios dulces
otros preñados de viejas voces
pero éste que nos encierra
sólo emite lamentos.

Almudena

He mirado el paisaje...

He mirado el paisaje que me quedaba cerca
y he visto, desolado, que el pájaro se ha ido:
ha volado, sin más, a buscar otra rama
y ha dejado, a medio terminar, el nido...

En el rumor del viento oigo aún su balada
aunque es mi corazón quien repite su trino:
me niego a ver su huida porque dejó en mi alma
momentos entrañables, íntimos y sentidos...

Me acordaré de ti al abrir la mañana...
o cuando, por la tarde, pliegue el sol su camino,
porque entre estos momentos fueron muchas las horas
en las que, con palabras, entretejimos nidos...

Pero sé que este pájaro regresará a su rama,
quizá alguna mañana o en las noches con frío:
volveré a escuchar la canción que ahora evoco
y hasta presentiré que en ti quedó algo mío
mientras mi corazón me dirá que te añoro.

Javier