viernes, 13 de junio de 2008

Vibrar


Tiembla la hoja
ante el embate del viento
como mi cuerpo
ante tu proximidad.

Almudena


Este amor clandestino

No dejes de vibrar...
Yo también vibro cada vez que te siento,
cada vez que en el tiempo huelo tus pasos
o la mente me acerca a tus recuerdos.
Es la fuerza que tiene este amor clandestino que mantenemos,
oculto a las miradas para que nadie sepa que estamos encelados,
para que nadie pueda romper este artificio
y podamos seguir mucho tiempo enredados,
en la cueva que hicimos hace ya tanto tiempo...
El amor por el riesgo nos aumenta la vida,
acceder caminando por puertas diferentes,
no coincidir jamás donde la gente mira,
dar a entender que estamos en solitarios cuartos...
Y después de los riesgos y los cuidados,
el abrazo de fuego de nuestros labios,
la ropa por los suelos,
los cuerpos acoplados,
el aire intermitente manteniendo el silencio
por si alguien escucha en el cuarto de al lado...
Y la filo de la tarde cuando todas las aves regresan a sus nidos,
nos destrabamos,
volvemos a vestirnos
y, el camino encubierto, lo desandamos
cada uno en su tiempo y por su lado
para volver al aire,
a vernos a lo lejos como nos distanciamos
soñando con que el jueves
vuelva, en el menor tiempo, a juntar nuestros labios...

Javier

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