martes, 3 de julio de 2007

Ámame


¿No ves, hombre, qué soy mujer?
No entiendes qué soy compleja…
que, a veces, ni yo misma me entiendo…
No preguntes…
Simplemente…¡¡¡¡abrázame!!!!
Almu

La tarde ya es quietud de dos cuerpos opacos
–el tuyo y el mío–
empapados en un nudo de silencio
–ciegos y sordos–
para escucharse y verse a través de la piel.
La sinfonía que interpretan aún suena desafinada:
tú con tu anarquía de mujer enigmática
yo con mi quietud de acompañante abierto...
Pero sólo precisas, y así me lo has gritado,
que tu pecho y mi pecho se penetren,
que se fundan en un intenso lazo
y las dudas que cultivamos los dos, se nos dispersen...
Javier

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