martes, 18 de septiembre de 2007

Hotel


En la habitación lúgubre
de aquel hotel de baja estopa,
nos amamos sin pensar...
sólo sentíamos ardiente amor
que palpitaba en nuestras entrañas.
Ahora, sólo queda el recuerdo y
quizás unas burlonas paredes grises,
sábanas revueltas y
… la nada
Almu

Me apena que vivieras aquellas dulces horas
con tan poca pasión, con tanto frío.
Yo no puedo sentir que se me incendia el alma
y no pensar en cada paso, en cada gesto,
en que me estoy dejando la piel en la estacada
por lograr que tu sientas el amor que yo siento...
Nunca quise saber que piensan las paredes
de aquel humilde hotel, el que quedaba cerca
y el que pude pagar porque nada me sobra
como no sea el amor que por ti sigo sintiendo...
Pero lo que si estoy seguro es que las sábanas saben
que como yo te quise no es normal que se quiera...
Si para ti quedó un regusto de “nada”
en mi cuerpo quedó un sabor a quimera,
a delirio alcanzado,
a placer sin frontera...
Javier

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