sábado, 29 de septiembre de 2007

Lujuria


Leo lascivia en tus ojos
sin vergüenza ni temor
mi cuerpo se muestra ante ti
acercándose lentamente
para saciar el fuego que aumenta
en nuestras entrañas.
Almu


En esta soledad que nos circunda
nos masticamos febrilmente con los ojos,
las manos son unas alas delirantes,
nos buscamos en los labios como locos,
desatamos nuestros cuerpos encendidos
y dejamos que las pieles queden libres,
que se busquen como ciegas los refugios,
se penetren, se involucren, se compliquen,
se contengan, se recorran, se acaricien,
se comprendan, se rechacen, se dominen
se levanten, se derramen, se musiten,
y que caigan en un éxtasis sublime
incrustadas hasta el fondo de sus cumbres
cubiertas de sudor, lágrimas, besos
y de una miel sin par en las raíces
mientras los ojos se nos quedan en silencio...
Javier

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